La verdad que cuando decidimos hacer una mudanza las emociones comienzan a estar a flor de piel, miles de sentimiento afloran y se desbordan por la piel, entre ellos tenemos los nervios, la tristeza, el desaliento, el enfado, un cúmulo de sensaciones que no sabemos muy bien explicar pero que sin duda están ahí, un nudo en el estómago que no nos deja casi respirar, sobre todo cuando estamos a un paso de que llegue ese día. El visualizarnos ante una mudanza no es nada difícil, el hecho de mirar a nuestro alrededor y no saber por dónde empezar la verdad que no es muy alentador, miramos habitación por habitación con un babi y un moño y por supuesto paseando en jarras pensando en que armario desmonto primero. Cuando llega el momento y comenzamos a sacar cosas de los armarios nos damos cuenta de todas las cosas inservibles que tenemos pero que cada una de ellas en algún momento de nuestra vida ha sido importante para nosotros, pero claro debemos pensar si en nuestra nueva vida seguirán siendo tan importantes o por el contrario ha llegado el momento de deshacernos de ellas.
En estos casos lo mejor es donarlos a cualquier institución dejándonos con el buen sabor de boca ayudando a quien lo necesita, después lo mejor es meternos con los armarios de ropa esos huecos en los que no queremos que nadie ponga sus manos y que cuidamos con tanto mimo, pero seguro que muchas de las prendas que allí se esconden llevamos años sin sacarlas, apenas han visto la luz del sol y nos empeñamos en guardarlas como oro en paño, estoy segura que mucha gente sin recursos nos agradecerá que la donemos y nosotros también ya que en las cajas seguro que nos queda sitio para meter todos los productos de maquillaje que tenemos en el baño. Desde luego en una mudanza podemos decir que los sitios más difíciles de recoger sin duda son el dormitorio y el baño sobre todo pensando en la multitud de cajas que tenemos que llenar, por el contrario la cocina y el salón a mi parecer me parecen mucho más fácil ya que solo se trata de empaquetar cacharros, quizás los definiría como más engorroso ya que en una cocina guardamos un montón de utensilios que en ocasiones ni siquiera utilizamos, con tan solo ir seleccionando en poco tiempo lo tendremos todo empaquetado.